A veces me quejo de vivir en un sitio pequeño donde ya conoces todo y a todos. Pero otras veces eso se vuelve maravilloso, como ayer, que salí de casa a las doce del mediodía para ir al mercadillo con una amiga, donde compré nueve películas originales por nueve euros, y después me tomé cuatro tintos con sus correspondientes tapas por otros ocho y rematamos en una terraza del paseo marítimo tomando un té moruno mirando al mar.
Ahí fue cuando yo decidí irme a casa a hacer alguna cosa productiva antes de salir a cenar de tapas otra vez (!!), sin contar con que en el bar de debajo de mi casa habría una marcha de flipar y con que una pareja super tremenda que se pillan unos pedos como alfredo me liarían para que me tomase una copa con ellos.
Cerraron en seguida, y como era la segunda vez que me los encontraba y me liaban y pagaban, les exigí ir a tomar otra para pagar yo. En nuestra negociación, ellos impusieron que fuera al lado de su casa y no tuve más remedio que aceptar, y no fue porque fuese el bar de una brasileña que me cae genial y hace unas caipiriñas que te mueres de gusto...
Después de mi caipiriña y sus dos copas por cabeza, literalmente me obligaron a ir a su casa a tomar otra en su terraza y fumar unos canutos. Por cierto, que vivían en el paseo marítimo al lado del bar en cuya terraza cinco horas antes me había tomado el té.
Me di cuenta de que ya era de noche y me había olvidado de llamar a los amigos con los que iba a quedar por la noche para tapear e ir al bar de Luis, al que había prometido visitar este finde. Les llamé a las once, me mandaron a freir espárragos porque estaban ya en pijama y decidí irme sola al bar de Luis. Dejé a los otros en su terraza...
Por supuesto a los tres que estaban tomando algo en la barra del bar de Luis los conocía y me tomé con ellos una cocacola porque mi pequeño cuerpo de metro y medio no podía ingerir más alcohol. Llegué a casa a la una de la mañana y me sentí satisfecha de habérmelo montado tan bien en un día en el que en principio iba a estar sola.
Hoy, para compensar el consumo de alcohol y aprovechando que hace un día de verano, me he dedicado al deporte y me he ido a patinar con una compi de trabajo y su marido y su hijo, un niño de siete años que no me ha soltado y que me ha dejado muerta matá. Como documento gráfico, mis patines.
Pues sí, la verdad es que esas cosas, en una ciudad más grande, no pasan. me alegro.
ResponderEliminarMenudo sábado más divertido, qué envidia, ole.
ResponderEliminarFeliz semana.
Musus
Hace taaanto que no ando en patines..
ResponderEliminarjaja! Qué miedoo
Me pasa algo parecido. Me gusta vivir en una ciudad grande, pero echo terriblemente de menos la comodidad y calidez de una ciudad pequeña. Aquí para cualquier plan, por simple que sea, hace falta una buena organización, tiempo y esfuerzo, de los que yo a menudo carezco.
ResponderEliminaray, esa historia me suena tan familiar de mis años mozos (osea, hace ná!), ese liarse a lo tonto porque te vas encontrando gente, jéjé. Y me parece genial eso del patinaje, madre mía, con lo torpe que soy!
ResponderEliminarbesos divertidos
Lo que aguanta un cuerpo cuando se lo pasa bien...Y lo mejor es que pudiste subirte a los patines. Eso si que es una proeza.
ResponderEliminarbesos y espero que el domingo te haya servido para recuperar.
haha la historia me ha hehco reir sin parar haha que genealidad de dia en verdad que si. Eso de aptianr jams en mi vida em he subido a unos;S haha pero bueno con lo mucho que el suelo me ama mejor hahha Un beso !
ResponderEliminarEso es calidad de vida!
ResponderEliminarOh, que coñazo de finde, jajaaaa. Superparecido al mío, por cierto, y con similar final.
ResponderEliminarHay tiempo pa'tó.!!
Me alegro de que lo pasaras tan bien.
Melilla siempre será especial para eso, allí nunca te sientes extraño.
ResponderEliminarPues yo recuerdo cuando me iba a patinar con mi hija que al día siguiente no me podía mover, diorrrr qué dolor.
Te voy a dar un trabajito ya que eres de las pocas que visita los H&M especiales, estoy buscando estos botines que vienen en su Magazine, al menos enterarme del precio que tienen porque no lo ponen.
http://www.eyemagonline.net/core/eyemag_printpage.php?PROJECTNR=100231&OPENPAGE=50&PHPSESSID=undefined
La última vez casi me mato!
ResponderEliminarYo en el segundo asalto ya hubiera estado muerta. Desde que fui madre no aguanto mucho el alcohol... ahora la excursión de patinaje me ha encantado. Tengo unos patines desde hace muchos años y de vez en cuando me los pongo para ver si mi peque se anima y quiere que le enseñe.
ResponderEliminarBesos